• Pedimos la palabra antes de intervenir para no interrumpir a quien esté hablando.
• Las intervenciones serán breves para que puedan participar todos.
• El tiempo y espacio de diálogo debe ser un momento de libertad en el que podemos expresar puntos de vista diferentes a los de los demás, siempre y cuando lo hagamos de una forma respetuosa.
• Todos los puntos de vista son enriquecedores: evitamos juicios de valor sobre lo que exprese otra persona.
• Argumentamos por qué estamos de acuerdo o en desacuerdo con lo que manifieste otra persona.
• No tenemos miedo a plantear interrogantes o cuestiones nuevas si realmente consideramos que se ajustan al tema que se trata.
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