El derecho a una vivienda digna y adecuada aparece recogido en el artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, donde se establece el derecho de toda persona a un nivel de vida adecuado, especialmente a la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales.
Así lo respaldan el artículo 31 de la Carta Social Europea y el artículo 47 de nuestra propia Constitución, que reconoce el derecho al disfrute de una vivienda digna y adecuada, y atribuye a los poderes públicos la obligación de promover las condiciones necesarias para hacerlo efectivo.
Frente a ello, las situaciones degradantes, vergonzosas e injustas de sinhogarismo persisten, se reproducen e incluso se incrementan año tras año en nuestro país.
El sinhogarismo es, efectivamente, una cuestión de derechos humanos.
Con la personas sin hogar. Por sus derechos. Porque es posible. ¡Nadie sin hogar!
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