domingo, 1 de junio de 2025

¿QUIÉN TUVIERA QUINCE AÑOS? EMOCIONES

Emociones


Érase que se era, que la curiosidad, como de costumbre insaciable, decidió ir de paseo. Al poco rato se encontró con la impaciencia y como no podían parar, siguieron camino juntas. No sabían qué buscaban, tampoco sabían qué querían, pero lo querían YA.
Pronto salió al paso la velocidad, que rápidamente se sumó al paseo. Tan rápido tiraba de las otras que se tropezaban con todo lo que surgía en el camino. Pero todo era un poco raro. La curiosidad no quería dejar nada atrás, pero la impaciencia no le permitía detenerse en ningún lado y la velocidad las llevaba tan rápido que no veían por dónde pisaban.

En su deambular atolondrado, no se daban cuenta de que, a un paso, quedaban la alegría, la pena... quedaban los olores, los colores..., quedaban otros con los que compartir, con los que caminar...

Unos al verlos se asustaban y se quitaban de en medio, otros les hablaban al pasar sin acercarse demasiado por temor a ser arrastrados.

La prudencia les decía: “no corráis, mirad por dónde vais...” pero ellos ni la veían.
La ley les gritaba: “eso no se dice, eso no se hace, eso no se toca...” pero ellos no entendían el significado del NO.

La sensatez les decía: “¿pero no os dais cuenta? ¿es que no sabéis por donde andáis?

Así hablaron muchos, todos desde lejos, sin moverse de su sitio.... para ellos eran como ecos lejanos, desde su vertiginosa carrera veían sólo la superficie de las cosas, nada iba con ellos, no les afectaba....

Un buen día, el cariño los vió pasar y como es “pegajosillo”, corriendo se acercó a ellos y corrió a su lado. Desde cerca les habló bajito y su voz llegó hasta un lugar donde hacía mucho tiempo que no llegaba nada.

Tanta fue la sorpresa que se llevaron que se quedaron estupefactos. Al pararse pudieron mirarse y mirar a los otros... así pudieron verse. Pudieron también hablar y escucharse.

El cariño que es como es, invitó a la emoción y así pudieron sentir la alegría de estar juntos, el miedo a estar perdidos... el deseo, el amor.

En ese momento de quietud, el pensamiento que es tímido, se atrevió a acercarse a ellos. Muy bajito les habló de la sensatez, de la prudencia, de la cordura y de muchas cosas más... y así todos se fueron conociendo.

La curiosidad pudo disfrutar de todas esas cosas nuevas, la velocidad que estaba agotada pudo darse un descanso y la impaciencia aprendió a esperar el momento...

Vieron que entre todos, las cosas no iban tan mal por lo que decidieron seguir juntos el resto del paseo por la vida.

De esta manera fueron felices y comieron perdices y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

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