Recordad cómo llegasteis y cómo os vais al terminar vuestra etapa de Instituto.
Todo tiene su tiempo y estos años han servido para construir vuestra historia, llenar vuestra vida de experiencias y recuerdos que os acompañarán siempre.
Es tiempo de cosechar y seguir sembrando en el camino de la vida.
La sociedad espera algo de vosotros, "la mies es mucha y los obreros pocos", es vuestra tarea y vuestra responsabilidad, cada uno y cada una con vuestros talentos: “Trabajad con ellos y al final evaluad qué habéis hecho”... pero que nadie los entierre por miedo, poco o mucho, algo bueno resultará.
"Sal de la tierra y luz del mundo", es el reto para la vida, intentar iluminar y, aún a oscuras, seguir confiando y en camino. No estancarse, no conformarse, ser exigentes y comprometidos.
Deseo de verdad que esta etapa que comienza la viváis desde las claves que hemos trabajado en clase estos años: los valores del Evangelio son para llevarlos a la práctica...
De la abundancia del corazón escribe el teclado, que seáis felices y no os dejéis llevar a dónde no queráis ir.
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