martes, 11 de diciembre de 2012

LA MULA Y EL BUEY EN NAVIDAD

Sobre este tema "polémico" y controvertido, puedes mirar este vídeo que explica el origen de la mula y el buey en el Portal de Belén.
En los evangelios de Mateo y Lucas que tratan la infancia de Jesús no aparecen datos concretos sobre los animales, se remonta al evangelio apócrifo llamada "pseudoMateo" y al primer Belén de San Francisco de Asís.

Del Blog se hace saber  Los apócrifos de la infancia
Por lo tanto, un aspecto importante que podemos trabajar es la naturaleza de los evangelios apócrifos de la infancia. Siguiendo la entrevista de la  profesora Sirga de la Pisa en Religión Digital:
"Los Evangelios son breves al narrar la realidad histórica del nacimiento de Jesús, por lo que la tradición añade información que complementa desde un punto de vista humano el momento del nacimiento del Niño en Belén. [...] El buey y la mula están mencionados en el Evangelio Apócrifo del Pseudomateo, texto no considerado canónico por la Iglesia, escrito en el siglo VII por un autor desconocido. Los textos apócrifos no pretenden ser históricos sino que atienden la curiosidad popular que quería conocer la vida cotidiana de la Sagrada Familia en todos sus detalles. Son por lo tanto una fuente fundamental para el arte cristiano y de hecho determinan la imagen que todos tenemos en nuestra mente del Nacimiento de Jesús de Nazaret".
Lo que ha escrito el Papa
El Papa en su libro simplemente hace referencia a este dato constatable de que en los canónicos no se hace referencia a ningún animal presente en el pesebre. Así lo comenta Ms. Francisco Gil Hellín en un carta pastoral muy interesante para clarificar esta pseudopolémica:
Benedicto XVI hace esta afirmación: «María puso a su niño recién nacido en un pesebre (Cf. Lc 2, 7). De aquí se ha deducido con razón que Jesús nació en un establo, en un ambiente poco acogedor -estaríamos tentados de decir: indigno-, pero que ofrecía, en todo caso, la discreción necesaria para el santo evento. En la región en torno a Belén se usan desde siempre grutas como establo.
El pesebre hace pensar en los animales, pues es allí donde comen. En el Evangelio no se habla en este caso de animales. Pero la meditación guiada por la fe, leyendo el Antiguo y el Nuevo Testamento relacionados entre sí, ha colmado muy pronto esta laguna, remitiéndose a Isaías 1,3: “El buey conoce a su amo, y el asno el pesebre de su dueño; Israel no me conoce, mi pueblo no me comprende”. (pp. 74-76 del libro La infancia de Jesús).
De estas palabras algunos han deducido que el Papa quería expresar su deseo de que los católicos eliminen las figuras del buey y la mula de sus belenes. Nada más lejos de la realidad. Como aclara el arzobispo de Burgos:
¿Benedicto XVI ha desautorizado esta práctica tan popular y entrañable, y, más en concreto, la presencia del buey y la mula? Todo lo contrario. “Ninguna representación del nacimiento –dice expresamente- renunciará al buey y al asno” (pp. 76-77).


Benedicto XVI, reflexionando sobre varios textos del Antiguo Testamento (Isaías 1,3, Habacuc 3,2, Éxodo 25, 18-20), explica que el buey y el asno junto al pesebre son “como una representación de la humanidad, de por sí desprovista de entendimiento, pero que ante el Niño, ante la humilde aparición de Dios en el establo, llega al conocimiento y, en la pobreza del nacimiento, recibe la epifanía, que ahora enseña a todos a ver. La iconografía cristiana ha captado ya muy pronto este motivo. Ninguna representación de nacimiento renunciará al buey y al asno”.



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