Friday, March 9, 2018

TESTIMONIOS AULA: CATEQUISTA Y MISIONERO

Seguimos profundizando en la realidad y aprendiendo de las experiencias de otras personas que generosamente comparten su tiempo y su historia en el aula.
A veces el mensaje tiene mayor fuerza por el mensajero... ¡¡¡qué importante es saber transmitir!!!
El encuentro con otra forma de vida, con otra cultura, con personas diversas, con paisajes impresionantes...
Vimos este vídeo y comentamos:
  • la importancia de transmitir esperanza a quienes más la necesitan, 
  • la motivación para ser voluntario y participar en experiencias de misión ¿cómo transmitir el mensaje de Jesús de Nazaret?,
  • la riqueza de los contrastes, Dios está en todas partes, en la selva y en el corazón de cada uno.
Terminamos agradeciendo a Jaime su testimonio.

La visita a Bachillerato fue diferente, siendo el mismo tema y la misma persona. Aquí dejamos una reflexión sobre ese día:

"El martes pasado, día 5 de junio, vino a nuestra clase de 1º de bachillerato un misionero de no más de veinticinco años, su nombre era Jaime. Al principio nos contó cómo conoció las misiones y cómo se aventuró a misionar, nada más y nada menos, por Guinea Ecuatorial. Mientras nos ponía fotos de aquel viaje, nos lo iba narrando, nos contó la situación de los habitantes, cómo no tenían agua caliente, cómo había pequeñas iglesias (si las había) y cómo, aún teniendo poco, compartían lo que tenían.
Mientras contaba esa aventura se me vino a la mente aquella excursión que hicimos en Roma al Archivo Histórico de Propaganda Fidei. En resumidas cuentas, allí vimos restos de experiencias de los misioneros que trataron de evangelizar hace cientos de años, y mientras escuchaba a Jaime no paraba de pensar “Sigue ocurriendo”.
Tras ponernos algunos vídeos y fotos más, nos contó que no debíamos irnos tan lejos para misionar, aquí mismo, en Sevilla, era posible. Entre preguntas sobre sus viajes nos puso un último vídeo, pero esta vez, sobre misiones en Murcia. En aquel viaje, un grupo de jóvenes y él, fueron a Murcia a misionar y a ayudar. Una anécdota bonita de aquel viaje es que en una de las casas a la que llamaron les acogió una señora mayor, que al conocer quiénes eran, les pidió de ir a la casa de al lado a rezar junto a su hermana, que padecía cáncer, y estaba en cama.
Las preguntas seguían lloviendo, y yo no me aventuré a preguntarle cómo podía enterarme de las misiones aquí, esta duda rondó mi cabeza durante toda la charla. Sonó la sirena y tiré la toalla, cuando me dispuse a irme, y viendo que estaba sólo, me animé, me acerqué y pregunté. Me dio su teléfono y quedamos que la próxima vez me avisaría e iría con él. Espero su mensaje.
Máximo Domínguez Guerrero


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