domingo, 20 de enero de 2013

20 DE ENERO JORNADA MUNDIAL DE LAS MIGRACIONES

El próximo domingo 20 de enero es la Jornada Mundial de Migraciones con el lema: "Migraciones: peregrinación de fe y esperanza". La palabra encarnada y la fe vivida son signos de esperanza y con este motivo recordamos rostros y vidas.
Os dejo dos testimonios reales que me contó mi amiga Inma que colabora en la Delegación Diocesana de Migraciones del Arzobispado de Sevilla:

Edwin, todas las mañanas, sin faltar una, llueva, haga frío o calor, con una gran sonrisa ofrece pañuelos a los que pasamos andando o en coche y agradece nuestra mirada, le compremos o no. Hace cinco años que salió de Congo, huyendo de la pobreza y de la violencia, con un macuto en el que había medio kilo de arroz cocido, unas tortas de trigo, ropa de abrigo, una fotografía vieja de sus padres, todo el dinero que logró reunir, que fue muy poco, y toneladas de esperanza. Después de ocho meses, atravesando el desierto, solo y acompañado, tramos a pie y otros en camioneta, llegó a Marruecos y sufrió más pero esperó… esperó. Una noche, con mucho frío y más miedo, atravesó el Estrecho en una barca destartalada, junto otras treinta y nueve personas, mujeres, hombres y niños, todos subsaharianos. Cuando llegó a la playa se puso a rezar agradecido…
Olga es ecuatoriana y lleva viviendo en España once años con su familia, a la que le costó tres reagrupar. Se siente feliz e integrada en este país. Su marido ha trabajado en la construcción y ambos tenían sus papeles en regla, pero ahora, él lleva en paro dos años y su tarjeta de residencia no ha sido renovada. Un día cualquiera, caminando por la calle, la policía le pidió su documentación y se lo llevó detenido. Olga lo buscó cinco días angustiada hasta que consiguió saber que estaba en un Centro de Internamiento de Extranjeros, con una orden de expulsión en curso. Varios días fue a verlo, con todas las dificultades que ello suponía y dejando a sus tres hijos a cargo de sus vecinas… un buen día le dijeron que ya no estaba allí, que lo habían metido en un avión de vuelta a Quito. Olga y sus hijos pasaron la peor Navidad de su vida y aún no saben qué hacer…

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Revisa la redacción y la ortografía antes de publicar tu comentario.